Francesc Rovira Llor


Presentación


Mi nombre es Francesc de Paula Rovira Llor, nací en la ciudad condal el 19/04/1965, y mi vida ordinaria transcurre entre mi profesión de abogado y la dedicación a mi mujer Victoria y a mis dos hijos Francesc y Elisenda.

El reloj Kronos k300 automático, es el perfecto engarce entre mi actividad ordinaria y esa faceta aventurera, de fascinación por la naturaleza, en la que ocupo mi actividad de ocio: el submarinismo con escafandra autónoma, al que me dedico desde hace casi una década.

 

Kronos K 300

La seducción por el mundo submarino anidó en mi subconsciente desde la infancia, en parte debido a la lectura de clásicos como “Veinte mil leguas de viaje submarino”, de Julio Verne; “La Hija del Mar” de Rosalia de Castro; “Moby Dick” de Herman Melville; “El viejo y el Mar” de Hernest Hemingway, por citar algunos, y en parte, con la práctica de snorkel en las calas de la Costa Brava, con lo que su embrujo acabó por consumarse.

El reencuentro del hombre y el mar es más que el retorno al origen de la vida en nuestro planeta, es causa de su existencia, fuente de nuestro alimento, equilibrio del ecosistema…

Rememorando las enseñanzas sobre el origen del Planeta, me enseñaban como hace aproximadamente 4.500 millones de años, una roca de fuego fundido se desprendió del astro rey, quedando, pese a su expulsión, atrapada por la gravedad del Sol a la distancia exacta, para permitir su paulatino enfriamiento, lo que provocó que los materiales que la componían fuesen separándose, en función de su peso, quedando en el núcleo los elementos más pesados (hierro, níquel) y pasando a formar el manto y la corteza terrestre los elementos más ligeros.

El movimiento de estos elementos provocó fuertes desplazamientos de placas terrestres y la consiguiente erupción de volcanes que expulsaron toneladas de ceniza, vapores y gases que, a su vez, quedaron atrapados por la gravedad de la Tierra, configurando su atmósfera.

La condensación del vapor de agua en los gases de la atmósfera, provocó una lluvia, que originó los primeros ríos y mares poco profundos.
Es en estas aguas primerizas donde se desarrollaron los primeros organismos vivos (hace unos 3.800 millones de años), estamos en la era Precámbrica, y la primera forma de vida, muy sencilla, son seres unicelulares denominados ”algas verdiazules”. Estas algas primitivas, a través del proceso de la fotosíntesis generaron el oxígeno, que a su vez provocó la aparición de formas de vida más complejas.

El milagro es que la Tierra se erige así en el único planeta del Sistema Solar con vida, al estar situada a una distancia adecuada del Sol para permitir la existencia de agua en sus tres estados, y con ella, provocar el nacimiento de la vida. Sin agua no pueden vivir animales, ni vegetales.

La cantidad de agua existente en nuestro planeta equivale a las tres cuartas partes de la superficie terrestre, siendo el 97% agua salada (medioambientezocial.com.ar: Publicado 19/08/2010, por Sergio Gattelet):

 

Así el mar, el gran desconocido, es el ecosistema más importante de la Tierra, su masa térmica y su poder calorífico actúan como reguladores de la temperatura del Planeta.

Gran parte del dióxido de carbono (CO2) producido por los humanos y que ocasiona el denominado “efecto invernadero”, no permanece en la atmósfera, sino que es absorbido por los océanos, las plantas y el suelo.

Los océanos absorben un 40% del dióxido de carbono de la atmósfera, el equivalente a 1.200 millones de toneladas, y de esta cifra, el 25% ( unos 300 millones de toneladas), se almacena en el fondo del mar, siendo absorbido a través del fitoplancton en el proceso de fotosíntesis, limpiando la concentración de CO2 en la atmósfera.

No es baladí que la primera célula procediese del mar, el organismo humano, como evolución de esa primera célula primitiva, guarda importantes identidades con la estructura y procesos que conforman el agua de mar. Al igual que en nuestro organismo humano, el mar posee su propio proceso de homeostasis, por el cual se auto regula internamente, presentando una estructura con una analogía casi idéntica a la que presenta el organismo interno humano, el investigador francés Philippe Goeb, en su libro “Plasma marino y plasma humano”, verifica que tras el análisis de ambos plasmas se constata una estructura mineral y química, fruto de una compleja regulación biológica, con composiciones casi idénticas de los elementos 118 elementos de la Tabla Periódica de Mendeliev, en su forma orgánica y biodisponible.

El Encuentro Internacional del Agua, celebrado en México en el año 2008, sintetiza las conclusiones alcanzadas en las últimas investigaciones científicas realizadas sobre las propiedades del agua del mar, reconociéndose su administración al ser humano como tratamiento eficaz en caso de desnutrición, gastroenteritis, cólera, atrepsia, tuberculosis, entre otras, así como su capacidad para mejorar el medio orgánico interno y su eficacia para prevenir patologías.

Pese a cuanto antecede, no es hasta el siglo XX que el ser humano muestra su interés por conocer el medio marino, más allá de las supersticiones, mitos y leyendas que hasta la fecha imperaban a faltas de rigor científico. Uno de sus primeros precursores fue el conocido Jaques Ives Costeau (11/06/1910) quien junto al también francés, Emile Gagnan, inventaron el famoso «Aqua-Lung» o pulmón acuático, que permitía respirar bajo el agua libremente sin la necesidad de un tubo de aire conectado con la superficie.

La inmersión en el medio marino mediante la práctica del submarinismo con escafandra autónoma permite la callada contemplación de este gran ecosistema, tan distinto a nuestra percepción habitual, desconocido, repleto de mitos, leyendas, bondad y pura energía, que hacen de la práctica de esta actividad pura fascinación.