Francesc Rovira Llor


Buceo con tiburones


Captura de pantalla 2014-05-30 a la(s) 09.31.19Una de las actividades más espectaculares e inolvidables de la práctica del submarinismo es el buceo con tiburones. Contrariamente a la leyenda que se ha formado en el cine sobre éstos escualos, es más probable que seamos alcanzados por un rayo en una noche de tormenta a que suframos el ataque de un tiburón, según revelan las estadísticas, prácticamente son sólo tres las especies de tiburones que resultan peligrosas para el hombre: el gran tiburón blanco (vid., foto archivo, el tiburón toro y el tiburón tigre).

Los tiburones vienen poblando el planeta Tierra desde hace casi 450 millones de años, lo que supone que ya habitaban el Planeta 200 millones de años antes que los dinosaurios. Se han identificado a más 2.000 especies de estos escualos, a partir de archivos fósiles, de los cuales menos de la mitad siguen subsistiendo hoy día, habiendo quedado el resto de especies extinguida. Durante los últimos 100 millones de años los tiburones se han desarrollado y evolucionado de forma diversa, y a pesar de que todos son peces, difieren enormemente en la forma de su cuerpo, tamaño, hábitat, comportamiento y dieta. La morfología de muchos de ellos dista mucho de la imagen clásica que asociamos con éstos depredadores: algunos son casi planos habitantes del fondo, mientras que otros son criaturas de aspecto extraño que viven en las enormes profundidades.

Determinadas características son comunes a todas las especies, así su estructura cartilaginosa los diferencia del esqueleto espino de estructura ósea de los demás peces. Sus cartílagos están reforzados, en algunos lugares, por unas sólidas placas formadas por sales de calcio denominadas “tesserae”. Otra característica común a todos los escualos, son sus dientes, que produce de forma regular, al ir mudándolos a intervalos regulares. Una tercera característica común, es su piel formada por escamas denominadas dentículos dérmicos, al terminar su parte exterior en acabado puntiagudo, similar al papel de lija.

El enemigo natural del tiburón en el océano es la Orca, de mayor envergadura, más fuerte y más veloz, es capaz de matar a un tiburón de un solo ataque, aunque carece del sofisticado radar que posee el tiburón en la parte frontal de su nariz, el cual es capaz de detectar el calor y los impulsos eléctricos que emiten sus presas.

Ciertamente, las orcas también pueden ser atacadas por tiburones, pero la diferencia es que para que ello suceda, éstos deben concurrir en grupos numerosos para poder afrontar un ataque con éxito, que sólo se plantearan de estar la Orca vieja o enferma, pues éstos animales son más carroñeros que cazadores, planteándose un ataque sólo en el caso de que prevean hacerse con su presa con relativa facilidad, ayudando a eliminar de las aguas los animales muertos, impidiéndose así la propagación de enfermedades y fortaleciendo la composición genética de las poblaciones de presas. Esta característica les otorga un importante papel en el ecosistema marino, pues ayudan a eliminar a los débiles y enfermos y a mantener el equilibrio con los competidores, garantizando así la diversidad de especies, y manteniendo, indirectamente, los hábitats de algas y arrecifes de coral. Recientes estudios han constatado que la pérdida masiva de tiburones ha llevado en diferentes puntos, al declive de los arrecifes de coral, de los lechos de algas, e inclusive, a la pérdida de pesquerías comerciales.

La eliminación de la presencia de tiburones en los ecosistemas de arrecifes de coral, provoca una sobreabundancia de otros depredadores, como el mero, que se alimenta de peces herbívoros, lo que a su vez provoca, una disminución de éstos comedores de algas, y la correlativa proliferación de macro algas en expansión, que capturan los nutrientes y la luz solar en grave detrimento de los arrecifes de coral, lo que afecta peligrosamente a la supervivencia de las múltiples especies que viven al abrigo de los arrecifes.

De cuanto antecede, la sistemática eliminación de tiburones por el hombre quiebra el equilibrio del ecosistema oceánico, al menguar la biodiversidad.

Como indicábamos, la mayor parte de las especies de tiburones no comporta un peligro real para el hombre, y su contemplación en el medio marino es fascinante y espectacular, así el tiburón ballena (Rhincodon typus), es el pez de mayor tamaño (hasta 14 metros de longitud, 20 toneladas de peso y hasta 70 años de longevidad), que habita en nuestros mares. Debido a su carácter dócil y tranquilo, de lentos y parsimoniosos movimientos, se ha ido gestando una industria de turismo, de miles de buceadores anuales, que hacen que hoy día sea mucho más rentable que el negocio que comporta la venta de su carne.

Por su enorme tamaño, este pez en su estado adulto carece de predadores naturales, vive en mar abierto, y puede llegar a sumergirse hasta los 700 metros de profundidad (vid., foto archivo Mark y Andrea Busse).

Su dieta basada en el plancton principalmente (aunque también pueden ingerir pequeños peces, crustáceos e incluso calamares y atunes pequeños), les lleva hacia aguas ricas en estos nutrientes, los cuales encuentra cerca de las costa donde desembocan los sedimentos de los ríos, o alrededor de lagunas o atolones de coral, prefiere las aguas cálidas, con temperaturas entre los 21oC y los 30 oC, donde dedica la mayor parte del día a tragar agua para filtrarla ingiriendo el plancton, lo que realiza en posición vertical con su boca muy cerca dela superficie.

Otro tiburón que no resulta peligroso para el hombre, y muy habitual en las Islas Canarias, es el tiburón angelote, el cual reposa en el fondo de arena donde se camufla con el lecho marino, emboscado esperando a sus presas, generalmente peces óseos bentónicos, ocasionalmente rayas e invertebrados, los cuales caza por la noche. Este tiburón es vendido de forma habitual en los mercados europeos, con el nombre de «monkfish» (pez monje). Su venta intensiva ha producido un declive en su población, estando extinto en toda la zona norte de su hábitat histórico, siendo catalogado como especie en peligro crítico de extinción.

La realidad constatada es que cada vez es mayor el número de buceadores deportivos que se sumergen a la búsqueda y contemplación de tiburones, siendo por otro lado, casi prácticamente nulos los incidentes acaecidos entre los escualos y los buceadores, extremo que no es predicable de otras especies de predadores terrestres, como el tigre o el león, por citar algunos, que jamás permitirían la intrusión del hombre, totalmente desarmado y desprovisto del refugio que le otorgan los vehículos, para contemplar como aquéllos se desenvuelven en su hábitat. Los tiburones, quizás con la salvedad del gran blanco, no se muestran hostiles hacia el buceador, al cual, en principio le basta con respetar las siguientes 10 reglas básicas del buceo con tiburones:

1a.- Cada especie es diferente y reacciona de forma distinta ante los buceadores. Si es posible infórmate del comportamiento de los tiburones que habitan en la zona donde vayas a bucear.

2a.- Utiliza un equipo oscuro compuesto de traje largo y capucha. Evitar los colores estridentes, en especial el amarillo, que puede comportar un reclamo a la curiosidad del tiburón, evitar elementos de colores estridentes o fosforescentes colgados del arnés.

3a.- Se debe mantener siempre la calma y la posición. La posición que debemos mantener es la perpendicular al tiburón, para mostrarnos lo más grandes posibles. No encogernos. Evitar las entradas (paso de gigante) y las salidas del agua estruendosas y con fuertes salpicaduras. Nunca salir “corriendo” o nadando de forma agitada o con movimientos bruscos y nerviosos.

4a.- Mantener siempre el contacto visual. Seguir con la mirada al tiburón. Situarnos en formación circular cerrada entre los buceadores, juntando espalda con espalda. Realizar movimientos lentos y amplios. Descender y ascender lentamente y todo el grupo a la par. Una vez en superficie subir al barco o a la zodiac lo más diligentemente posible.

5a.- Intentar mantenernos a la misma cota o a una cota inferior a la que se encuentra el tiburón.

6a.- Jamás tocar al tiburón directamente en las cercanías de la boca. Sus glándulas y papilas están alrededor de estas. No dar alimento a los tiburones.

7a.- Es probable que debido a su curiosidad, algún tiburón se nos acerque. No nos está atacando, sino examinando. Si tenemos algún elemento como una cámara de fotos o similar, interponerla en su camino de forma que sea ese elemento el que toque con su hocico. Si no disponemos de ese tipo de elementos, usar una aleta: tranquilamente, sin movimientos bruscos, nos quitamos una aleta y la usamos como elemento de separación. Con acercarla a su hocico es suficiente.

8a.- Algunos tiburones de arrecife son territoriales, no acercarse si nadan de forma errática, de un lado para otro, con el dorso arqueado, o las aletas pectorales bajas.

9a.- Una vez en superficie no nadar. Mantenernos quietos, recordando el punto 4, hasta que el barco o la zodiac nos recojan. Subir tranquila pero rápidamente.

10a.- Si debemos permanecer mucho tiempo en superficie, quitarnos el jacket y subirnos en él, manteniendo el pecho encima del jacket con la botella, si es posible, manteniendo las piernas fuera del agua. Nos pondremos el tubo de snorkel y mantendremos la cabeza bajo el agua mirando al tiburón.